Volvemos a contar en este blog con otra entrada que va a hacer las delicias de todos los fanáticos del deporte americano. En este caso, el autor del artículo es Gonzalo Aparicio. Tuve la suerte de ser el entrenador ayudante de Gonzalo en una de sus últimas etapas como jugador en el 1ª Nacional del Club Deportivo Estudio. Hoy en día, sus obligaciones laborales le han retirado de las canchas pero su trayectoria como jugador es envidiable.
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La generación 87 de Estudio tras ganar el campeonato de España escolar. |
Al ser alumno del colegio Estudio comenzó jugando en las categorías inferiores del colegio y formó parte de una de las generaciones más brillantes que han pasado por el colegio, la de los nacidos en 1987. Juntos, lograron ganar en categoría alevín el título madrileño y en categoría infantil el campeonato escolar nacional que se disputó en León en 2001. Gonzalo formó parte de las selecciones autonómicas madrileñas de Mini-Basket e Infantil, proclamándose campeón en los campeonatos de España de ambas categorías. También formó parte de las categorías inferiores de la selección española hasta cadete. Con 15 años, Gonzalo tuvo la suerte (como él mismo nos cuenta en la entrada) de jugar y estudiar durante tres años en un High-School americano. Al volver a España jugó en categoría EBA (en Móstoles yValdemoro), estuvo de erasmus en Francia y allí jugó en National 3 y en los últimos años jugó en la Primera Nacional en Madrid.
El año pasado obtuvo una beca para estudiar en Duke y por eso le pedí que escribiera esta entrada, pero además de ello, nos contará su experiencia en St. John's, el instituto donde jugó en su adolescencia. Disfrutar de su lectura, es un artículo maravilloso.
Buenos días /
tardes / noches,
Hay que
felicitar al autor del anterior post porque difícilmente se puede describir mejor
lo que significa ser athlete en una gran universidad como es Syracuse. Por ello, aprovechando la gran oportunidad
(oportunidades) que yo tuve de poder vivir una experiencia similar, os contaré,
desde un punto de vista personal, lo que conlleva ser un “ente superior” durante la
etapa escolar en Estados Unidos.
HIGH
SCHOOL. La supremacía del más fuerte.
A los 15 años
me brindaron la oportunidad de viajar a Frederick, una ciudad situada a 50
kilómetros de Washington y Baltimore, para acabar el Bachillerato y jugar al baloncesto. El instituto St. John´s al que asistía, es una
versión mini del Colegio Estudio: tiene
prestigio académico, pero cuenta con más reconocimiento por sus equipos de
baloncesto, habiendo sido nombrados en numerosas ocasiones entre los 10 mejores
del país.
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Gonzalo, con el dorsal 45, en su etapa en St. John´s. |
Aparte de
querer ir a Estados Unidos para perfeccionar el idioma, el gran aliciente y
motivo principal por el que no dudé ir a vivir allí ni un segundo, fue la
promesa que me hicieron de poder jugar día sí, día también, contra equipos de
instituto que no tenían nada que envidiar a los de categorías inferiores del
Madrid, Estudiantes, etc...Y la promesa resultó ser cierta. Dada la situación
geográfica estratégicamente oscura de
Frederick (omitamos la palabra “negro” por si algún afro-americano lee el Blog
de Gon), competí contra equipos de verdaderos atletas. Muchos de éstos llegaron
a triunfar a nivel universitario (Jessie Sapp, Joe Alexander), otros tantos
juegan hoy en la NBDL (Donte Greene, Dajuan Summers), varios consiguieron
hacerse un hueco en Europa (Dino Gregory, James Gist) e incluso unos pocos son
hoy en día conocidos jugadores de la NBA:
Carmelo Anthony, Roy Hibbert, Rudy Gay y Donte Cunningham.
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Rudy Gay jugó contra Gonzalo en HS. |
Pero si hay
algo que caracteriza la estancia en un instituto para un jugador de baloncesto es la gran competitividad con la que convive durante esos cuatro años. En mi
caso, me tocó ser testigo de constantes disputas entre padres por saber qué
universidades se habían interesado por sus hijos; piques entre los chavales por
ver quién saldría en el periódico / televisiones regionales tras los partidos; frecuentes
peleas entre compañeros de equipo (en los vestuarios -con taquillas-, en los
buses -amarillos-...) por haber tirado más o menos veces, etc... Situaciones
extremas que no hacen sino corroborar lo bien que los directores de Hollywood
hacen su trabajo al plasmar la vida en un “High
School” de chicos de 14-18 años.
En resumidas
cuentas, se podría decir que la etapa escolar para un chaval con la aureola de jugador de baloncesto no es
sino una carrera a corto plazo donde se termina imponiendo la supremacía del
más fuerte, cuyo fin y objetivo común se resume en conseguir una beca para
poder jugar en el mejor equipo de baloncesto, de la mejor universidad posible.
DUKE. El Olimpo de los Dioses.
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Una imagen del campus de Duke. |
Está científicamente probado que en Estados Unidos
prefieren las cosas BIG y COOL. Y si
pueden ser BIGGER y COOLER, mejor. No obstante, como es bien sabido, cada regla
tiene su propia excepción, como acontece con la Universidad de Duke. Es una
universidad de aproximadamente 13.000 estudiantes, escuálida cifra comparada
con la monstruosidad de universidades como Arizona, Texas, Ohio..., todas ellas con más de 50.000 alumnos. Tiene
un campus limpio, coqueto y muy antiguo, pero sus instalaciones no son las
mejores y está situada en una zona poco atractiva (en la diminuta y
problemática ciudad de Durham, en North Carolina). A nivel académico, es una
prestigiosa universidad, asentada en los típicos rankings “Top 10” que tanto
gustan a los americanos, y sin embargo no alcanza el nivel de las ilustres
Harvard, Yale, o Stanford.
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El autor del artículo, con el mítico Grant Hill. |
Aun con todos
estos “peros”, Duke es objeto de deseo de los mejores estudiantes (menos de un
10% de las solicitudes de entrada son aceptadas anualmente), está repleta de alumnos asiáticos becados por
méritos académicos, y todos los jugadores de baloncesto de instituto sueñan con
poder formar parte algún día del equipo de Duke (jugadores como Grant Hill,
Elton Brand, Carlos Boozer, Luol Deng, Shane Battier, etc. han pasado por
aquí). Además, cuenta con una leyenda viva del baloncesto universitario como es
Mike Krzyzewski (inténtese deletrear
a la primera), quien, además de ser el entrenador que más partidos de
baloncesto ha ganado en la historia de la NCAA, ha dirigido a la selección de USA
durante los últimos 6 años. Por tanto, como os imaginaréis, los 12 afortunados
que cada año componen el equipo de baloncesto de Duke entran por la puerta
grande al Olimpo de los Dioses.
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Museo de Trofeos de Duke. |
Se respira baloncesto en el ambiente: posters de
los jugadores colgados en todas las esquinas, orgullosos estudiantes que llevan
la firma de alguno de sus ídolos en las camisetas, artículos diarios en The Chronicle, el periódico de la
universidad, acerca de cualquier detalle de los jugadores, visitas semanales de
turistas al museo de trofeos (cuasi plagado por los del equipo de baloncesto),
etc... Puede que Duke se encuentre en el quinto puesto en el ranking de
universidades con más National
Championships del campeonato de baloncesto de la NCAA, pero hay que tener
en cuenta, que las otras cuatro universidades que la aventajan (UCLA, Kentucky,
Indiana y la vecina North Carolina), son universidades públicas de más de
30.000 estudiantes, en las que, si bien es cierto que la pasión por el
baloncesto está muy arraigada, hay otras disciplinas deportivas en las que también
han conseguido muchos otros éxitos. En Duke, el baloncesto lo es todo.
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Cameron Indoor Stadium, el coliseo de los dioses. |
El antiquísimo
pabellón de la universidad, el Cameron Indoor Stadium, no es ni
mucho menos de los más espectaculares de la Division I de la NCAA. “Apenas”
tiene capacidad para 9.300 personas. No obstante, durante la temporada, para todos
los partidos en casa hay llenos absolutos. Cada encuentro se convierte en una
fiesta: todo el público pintado y/o disfrazado (el 70% de los asistentes suelen
ser estudiantes con entrada gratuita); todos ellos gritan los mil y un cánticos
distintos que saben de pe a pa desde
su año de freshmen en la universidad;
hacen tonterías sin parar (al fin y al cabo los mortales también pueden ser
COOL si les enfocan las cámaras de ESPN). ¡Una pasada!
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Acampados para disfrutar de un partido en vivo en Duke. |
Esta pasión
por el baloncesto alcanza sus niveles extremos cuando se juega contra las
universidades vecinas, todas ellas situadas a apenas 10 minutos en coche: NC
State (Spud Webb, Vinny del Negro, JJ Hickson), Wake Forest (Muggsy Bogues,
Josh Howard, Chris Paul, Tim Duncan); pero sobre todo, cuando se enfrentan a North Carolina (Bob Mcadoo, Vince
Carter, Rasheed Wallace, Jerry Stackhouse, MICHAEL JORDAN…). En mi vida he
visto algo tan surrealista. Los estudiantes acampan UN MES ANTES del día de
partido en casa (generalmente es el último partido de la temporada regular antes
de dar comienzo al March Madness) con
el objetivo de conseguir asientos en el estadio. Por cada tienda de campaña hay
un grupo de entre 4-10 estudiantes, que se turnan durante las noches. Un mes
esperando, para apenas 40 minutos de espectáculo. Como ya he comentado, el
nivel académico de esta universidad es altísimo. Pero con actos como este, los
estudiantes hacen honra al “nickname” con el que se apoda a los aficionados de
Duke: los Cameron Crazies (más que “Crazies”, algo tontos).
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Imagen del pabellón de Duke. |
Tuve la suerte
de acudir a Duke durante todo el año pasado, gracias a una beca que me
concedieron. Mi experiencia baloncestística en Duke fue, lógicamente, limitada.
No obstante, en bastantes disciplinas deportivas, la universidad cuenta con los
equipos denominados “Club”, lo que
en España denominaríamos los equipos “B”. La competición con este equipo no era
nada seria, y se limitaba a realizar 3 entrenamientos a la semana, y viajar
cada 2-3 semanas a algún otro campus relativamente próximo, donde se celebraban
torneos durante los fines de semana entre equipos “B” de otras universidades.
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Gonzalo con su colega Kyrie Irving, hoy estrella de la NBA. |
Aun así, el Coach K únicamente cuenta con uno o dos
jugadores walk on (como han descrito
en el anterior post, jugadores no becados que ayudan como pueden al primer
equipo), por lo que en caso de haber cualquier baja por parte de
los dioses del “A”, teníamos la oportunidad de entrenar con ellos si era
necesario. Por otra parte, en muchas ocasiones,
los jugadores del primer equipo nos pedían a algunos de nosotros participar en
sus pick up games (pachangas) ya que la
NCAA prohíbe que se realicen entrenamientos organizados antes y después de
haber concluido la temporada. Gracias a esta incomprensible norma, pude hacer
buenas migas con un par de ellos. Incluso, a principio de año, y debido al
lockout que hubo en la NBA, dos ex jugadores de Duke como son Nolan Smith (hoy
en la NBDL), y el ya archiconocido Kyrie
Irving (Cavaliers), estuvieron el mes septiembre y parte de octubre en
Duke, viviendo, entrenando (y saliendo) con sus antiguos compañeros. Por lo
que, en más de una ocasión, me tocó defender a alguno de ellos en los
partidillos. El resultado de estos enfrentamientos, no ha de ser revelado.
Sería pecado hablar mal de los dioses.
¡MUCHAS GRACIAS GONZALO!